La magia de personalizar el diseño de tu producto según las preferencias de tus usuarios.

Las mejores experiencias digitales son invisibles. No fuerzan, no interrumpen, no piden permiso.
Simplemente se sienten diseñadas a medida.
Cuando entras en Spotify, el diseño cambia sin que lo notes: colores más oscuros por la noche, playlists que traen justo el mood que necesitas...
Netflix no solo te sugiere series y películas según tu historial, sino que ajusta los colores con las miniaturas según lo que te atrae. Si te gustan los thrillers por ejemplo, usará las miniaturas con los colores más oscuros y dramáticos de cada pieza.
Se llama diseño inteligente, y hoy en día no necesitas algoritmos millonarios ni a la plantilla de desarrolladores de Airbnb.
Simplemente tienes que entender lo que quiere tu usuario en cada momento, y de que forma quiere recibirlo. El resto es cuestión de integrar un poco de inteligencia artificial, y algunas automatizaciones.
1 — Escucha antes de hablar
Cada usuario deja pistas: desde donde entró en la web, cuánto tiempo pasa en cada sección, con qué interactúa...
Todo esto nos ayudará a ver lo que busca y de que forma lo hace.
Para registrar todas estas interacciones, podemos usar aplicaciones como Hotjar o Google Analytics.
2 — Responde en tiempo real
Si un cliente ha entrado a tu web desde un anuncio de uno de los productos de alta gama de tu e-commerce, los textos de tu web deberían enfocarse en exclusividad y materiales premium. Podrías hacer eso añadiendo al enlace de tu anuncio un parámetro en la URL que haga referencia al producto. Luego, con una integración de la API de ChatGPT o cualquier inteligencia artificial, puedes pedirle que cambie el tono de los textos de tu web según esa referencia.
De esa forma, el usuario que entre a tu web buscando "lo barato" verá textos enfocados en el buen precio de tus productos, y los que vengan buscando exclusividad, encontrarán una experiencia más premium adaptada a lo que buscan.
3 — Agrádales la vista
Imagina que dos usuarios entran en tu web de reservas:
- Uno de ellos, en el buscador, busca "hoteles baratos" y la fecha de entrada es la de hoy. Por torpe que te salga tu IA, sabrá que tiene urgencia y necesidad de reservar ya cualquier hotel para dormir. Por ello, tu producto debería simplificar al máximo el diseño, los banners, textos, colores... y simplemente mostrar las opciones más baratas, con un botón claro de RESERVA.
- Otro busca "noche romántica para dos personas". Obviamente va a lo que va, así que nuestra web podría ir poniendo a tono a esta pareja, con un poco de picardía en los textos, una paleta de colores con pasión, incluso alguna que otra idea previa a la reserva.
Creo que con estos dos ejemplos, ya sabes de qué va el tema: personalizar el diseño de forma dinámica según lo que tu usuario busca.
Para hacer esto último, si construyes por ejemplo con Webflow, podrías usar variables en tus colores, tipografías, tamaños... y asignar identificadores aalgunos textos o elementos que quieras que sean manipulados luego por la inteligencia artificial una vez sepa lo que tu usuario busca.